Estamos en el siglo XIV. El escenario es una abadía benedictina en el norte de Italia. Los protagonistas, el monje franciscano Fray Guillermo de Baskerville, y su discípulo, el novicio Adso de Melk. Allí los dos investigan la muerte de un joven miniaturista. Pero este no será la única víctima de lo que parece ser es la labor criminal de un asesino en serie.